Consolando a mi hijastra con una polla

Consolando a mi hijastra con una polla

Mientras tomaba mi café de la mañana, mi hijastra entró corriendo a la casa llorando y gimiendo ruidosamente. Ella corrió a su habitación y la seguí justo detrás para ver por qué estaba molesta. Intenté consolarla mientras lloraba en la cama y me contó cómo su novio la engañaba. De repente ella se dio vuelta y me besó en los labios, lo que me confundió. Mi hijastra se desabrochó el top rosa revelándome sus hermosas tetas pequeñas. No pude contenerme más, así que acaricié sus pechos suavemente con mis manos y me incliné para chuparle los pezones. Deslicé sus pantalones blancos hasta sus rodillas y le levanté las piernas para poder meterle la lengua. Cuando le quité los pantalones por completo y los tiré al suelo, ella abrió las piernas para mí. Puse mi lengua en su hermoso coño y chupé su clítoris hasta que se corrió por toda mi boca. El otro día estaba desayunando con mi hijastra, y ella me contó lo desesperada que había estado, pero yo la había hecho sentir perfecta como ningún novio antes. Cuando miré al costado de la mesa, su vestido estaba levantado, dejando al descubierto su entrepierna sin bragas. Mi hijastra estaba frente a mí, untándose el clítoris con sus jugos con los dedos. La joven cachonda se metió debajo de la mesa frente a mis rodillas, mirándome a los ojos mientras me quitaba los pantalones. Mi hija guarra tomó mi pene en su mano y me llamó papá antes de llevárselo a la boca. Después de que eso pasó, traté de tener una conversación seria con ella al respecto, pero ella no me escuchó. Me dijo que si me la follo no volvería a molestarme y abrió las piernas con sus pantalones cortos blancos. Le quité los pantalones cortos y ella se inclinó en el sofá, abriendo los labios mientras me llamaban para entrar. Cuando unté mi saliva por todo su coño húmedo, tomé mi carne y entré en su pequeño cuerpo, separando sus paredes interiores. Mi polla estaba dura como una piedra y le di una bofetada a su lindo culito. La chica delgada y desnuda se sujetó a mi polla una y otra vez en posición de perrito como todas esas chicas de las películas porno. Ella se detuvo y me empujó sobre la cama, sentándose sobre mi polla y montándome lo más rápido que pudo. La niña gemía fuertemente mientras me montaba como un caballo salvaje compitiendo por algún premio en la televisión nacional. No estaba haciendo nada y estaba acostado allí mientras ella me miraba a los ojos, sin aliento por montarme salvajemente. Ella comenzó a mover las piernas y a poner los ojos en blanco, y luego sentí una sensación húmeda en mi polla.

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